El señor del Monzón Móvil. La telefonía móvil cambio la vida de Bernabé Noya. Él es el fundador, dueño y máximo ejecutivo de Meflur, una empresa de Monzón (Huesca) que ha cerrado el año facturando 180 millones de euros a costa de la telefonía móvil. Noya tiene una red de 60 tiendas. “Somos importadores, mayoristas, distribuidores, proveedores de servicios, como las recargas de tarjetas de teléfonos… Hoy, el 70% del volumen de facturación se produce por la venta de teléfonos y la recarga de las tarjetas con sistema de prepago. En los últimos meses, el 30% de las ventas se realizan en otros países de Europa”. El pasado año abrieron Comunic@rte, una plataforma de mensajería –logos, melodías y televoto- . Para teléfonos móviles que sirve para el 95% de las marcas y para recibir 100 mensajes al segundo; y en este año estrenaran LabMobile, un centro de reparación de teléfonos móviles que, inicialmente, dará empleo a 50 personas.
La empresa inaugura un centro de reparación de celulares
Manteniendo sus sede en Monzón (Huesca), una pequeña ciudad de 15.000 habitantes la empresa Meflur Comunicaciones ha multiplicado por 50 sus ventas en los últimos seis años, En 1996, facturaron 600 millones de pesetas. La telefonía móvil cambió la vida a Bernabé Noya (Perarrúa, Huesca), de 40 años, fundador presidente ejecutivo y propietario del 80% de la empresa. “En 1995 se liberalizo la telefonía móvil. En marzo de 1996, comencé el negocio con la colaboración de una secretaria. En diciembre ya trabajaban 14 personas”, explica Noya.
Ahora, cuenta con una plantilla de 140 personas que trabajan en unas instalaciones que superan los 6.500 metros cuadrados de superficie.
“Sigo teniendo el mismo coche y vivo en la misma casa que cuando empecé”, asegura Noya, que es consciente de que su competencia está en manos de grupos bancarios o de compañías telefónicas. “Como empresa familiar, luchamos contra multinacionales, así que para competir no nos queda otro remedio que no repartir beneficios y reinvertirlos en el negocio”.
La diversificación ha sido una de las claves de su éxito. “hemos llegado a tener una red de casi 60 tiendas, somos importadores, mayoristas distribuidores, proveedores de servicios –recargas de tarjetas de teléfonos-… Hoy el 70% del volumen de facturación se produce por la venta de teléfonos y la recarga de tarjetas de prepago. En los últimos meses, el 30% de las ventas se realizan en otros países de Europa.
Cada año, apuestan por nuevos proyectos. “En 2002, hemos puesto en marcha Comunic@rte, una plataforma de mensajería –logos, melodías y televoto- para teléfonos móviles que móviles que sirve para el 95% de las marcas y para recibir 100 mensajes al segundo, frente a los 16,7 que por ejemplo, han conseguido recibir en programas de televisión”.
Con esta plataforma acaban de confirmar un contrato con la Asociación Nacional de Estancos, que agrupara a 15.000 tiendas en España.
En el mes de octubre, Noya junto con Alfonso Lahueta, un empresario zaragozano de 33 años, crearon Wonderlabs, una empresa que se dedica a desarrollar aplicaciones para dispositivos móviles.
“Llevábamos más de un año pensando componer en marchar este proyecto de I+D. La aportación de Alfonso a sido esencial porque los servicios para la tecnología inalámbrica requieren más imaginación y mas creatividad”.
LabMobile
La siguiente apuesta comenzara en enero. En el Parque tecnológico Walqa de Huesca abrirán LabMobile, un centro de reparación de teléfonos móviles que, inicialmente, dará empleo a 50 personas.
Por primera vez, para poner en marcha esta empresa, ha contado con la colaboración de Capital Partners un grupo inversor que aporta la mitad del capital inicial. “Los teléfonos móviles son más caros y más complejos. Como las compañías ya no las regalan, no resulta extraño que un usuario que ha pagado 600 euros por un terminal, decida repararlo cuando se le estropea.
Los datos europeos nos dicen que cada año es más necesario reparar el 15% de los teléfonos. Por tanto, en España se trata de casi cuatro millones de teléfonos y ahora el 25% de las reparaciones no se pueden realizar porque la demanda supera la oferta”.
Por el momento, en Meflur no han encontrado el camino del éxito en Internet. “Hicimos algunos pinitos. Fuimos proveedores de acceso, pero en 1998, cuando las compañías telefónicas comenzaron a dar acceso gratuito, lo dejamos. La verdad es que no he visto todavía lo que algunos llamaban el oro de Internet. Vender era imposible. El esfuerzo que requería no compensaba, sobre todo cuando veías que las otras líneas de negocio funcionaban sin tener que emplear tantos recursos”, explica Noya.